jueves, 11 de febrero de 2016

SEMIPEATONAL


    Voy andando por mi calle. Camino por el centro de la calzada, los niños juegan entre el badén y la fuente. Sospecho que hoy están jugando a guerrear, lo deduzco por sus gritos y sus armas cargadas de agua. Aparece un coche por la dirección opuesta, corre deprisa, no hago ningún ademán por apartarme. El tipo frena de golpe, abre la ventanilla y me grita que si me pasa algo, que si tengo algún problema o estoy mal de la cabeza. Yo le respondo que, afortunadamente, ninguna de las tres cosas. Esta noche he dormido profundamente, he soñado que paseaba por Manhattan con Sharon Stone, hace tiempo que no visito ningún médico y no noto la ausencia de ningún tornillo en la cabeza. 

Le pregunto si ha observado que esta es una calle definida por "zona de encuentro", que solo se puede circular lentamente a un máximo de 20 km hora. Me contesta que ni lo sabe ni le interesa – está mintiendo. Le insinúo si vale la pena mover el coche para tener que frenar e ir a 20 km hora. Llegaría mucho antes en bicicleta, o a pie. Me replica que si le estoy tomando por un idiota. Le digo que en absoluto; solo le tomo por un cínico arrogante que siente que la calle le pertenece en exclusiva, y que quizás necesite dormir un poco más para poder tener mejor humor. 

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