jueves, 11 de febrero de 2016

FARMACIAS


    Las farmacias fueron los primeros sex-shops de mi generación. En la agonía del franquismo, en la España de mitad de los años 70, a los adolescentes nos tenían prohibida la compra de preservativos. Los pedíamos con el pretexto de que eran para nuestro hermano mayor. El farmacéutico lanzaba por encima de las gafas una mirada rauda hacia la puerta y por debajo de ellas una sonrisa cómplice hacia nosotros mientras nos entregaba la codiciada cajita. Para adquirir otro tipo de aparejos, orientados hacia disciplinas y entretenimientos sexuales más exigentes, se debía poseer aquella antigua mayoría de edad de los 21 años y un bien nutrido monedero que permitiese acercarte al otro lado de "nuestro particular muro de Berlín", la ciudad de Perpignan, en Francia. 


No hay comentarios: