martes, 29 de diciembre de 2015

EXTINCIÓN


    En los niños es donde más pervive la naturaleza ancestral. En ese aspecto tienen una especial similitud con los insectos. Su comportamiento evoluciona desde la pulga, la hormiga o el mosquito hasta el abejorro, la mariposa o el saltamontes en cuestión de minutos. Su mutación puede ser asombrosa. Es, con diferencia, la edad más instintiva de los humanos.
Los adultos perdemos esas facultades con la edad y el exceso de razonamiento, mientras que los insectos permanecen siempre igual. La simetría de su vida es tan magistral como la de su cuerpo. Por eso, cuando observo la actuación de un escarabajo, encuentro claves para entender una parte exencial de conductas humanas en proceso de extinción. 


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