viernes, 5 de febrero de 2016

DISCORDIA


    Ella llega agitada, a trompicones. Él ya está sentado, con la consumición sobre la mesa, la punta del zapato derecho golpeando nerviosa contra el suelo. Intercambian unas cuantas palabras, realizan una serie de aspavientos circenses. Se levantan y se pierden en direcciones contrarias. No han arreglado nada. Dentro de una semana regresarán a la misma cafetería, parapetado cada uno detrás de su teléfono movil. La separación está más cerca. 



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