Palermo descansa inmutable acostado en la opulencia de su
arquitectura, tendido en la suntuosidad de sus innumerables
parques y jardines: Botánico Thays, Las Heras, Holanda, Sicilia,
Japonés...
Estación de Retiro, ir y venir de mundos diversos y contrapuestos,
corazón que acoge y abraza la existencia del viajero; a quien viene
y quien va, y a quien no puede más y se tumba frente a ella, en el
parque de la Torre de los Ingleses, a su amparo, contemplándola
como a una madre que nunca tuvo.
Retiro despierta cada mañana con el rugir de los camiones que
abandonan las dársenas del puerto de Buenos Aires buscando país
y Panamericana, y en adyacente itinerario, con estruendoso
galopar, como ladrando contra su existencia, rozan la divisoria de
Puerto Madero, repelente ornamenta arquitectónica erigida para
asuntos de negocios y esparcimiento nocturno de los chetos
bonaerenses – la llamada pijería en España. La cuota de standar
exigida para toda ciudad que se tilde de moderna es siempre
desmesurada.
Engalanando el Río de la Plata, sacando brillo a la opacidad de sus
aguas, la reserva ecológica del litoral. Floresta de colores, sinfonía
animal, santuario de meditación, oasis de reposo, pulmón de la
ciudad.
Desde la cuesta de Ribadavia, sobre el parque de Colón, Rosada y
Mayo observando con esperanza el devenir de un país en
metamorfosis permanente, buscándose a sí mismo.
El parque de la Costanera sur, manantial de júbilo popular,
acomodando el gozo dominical de los bonaerenses, fieles
peregrinos a su templo verde, con la fiesta del mate, habitado por
el humear de los chiringuitos con sus choripanes, sillas plegables y
niños revoloteando confundiéndose entremezclados con las
palomas.
El derroche de entusiasmo de San Telmo, la feria de bullicio más
larga de America Latina. El Café Dorrego, con el tiempo parado,
como la foto de una antigua bailarina sirviéndonos el sorbo
apasionado de otra época. La melancolía y alborozo del parque
Lezama, como una lágrima de tango celebrando su fervor de vida,
observando emocionada su caudal dilatado.
Más abajo La Boca; resumen de mundos,
desembocadura de
sueños italianos, Latinoamerica y Europa fusionadas por el sur.
Boca: pasión futbolística arrolladora, traspasando los confines de
la osadía, donde a causa de la mano pecadora de un dios terrenal,
el dios de los cielos comenzó a perder devotos.
La Boca: bella, sucia, ardiente, mórbida como una pizza
napolitana, que seduce al paseante embriagándolo de nostalgia y
afecto, exhortándolo a volver.



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