El arroyo, pletórico, cortejando la utopía del paisaje
los árboles acomodados sobre la roca, embabiados
la roca testigo imperecedera de la tierra, cobijándolos
las raíces enlazadas, aferrándose a la madre
descalzas en su verde alfombra de musgo.
Abrazadas la piedra y la madera
como amantes perpetuas e inquebrantables.
Marcharán los árboles algún día para que lleguen otros
permanenciendo la roca serena e imperturbable
acogiendo criaturas como una comadrona.
El valle, atónito, extasiado con el espectáculo.
los árboles acomodados sobre la roca, embabiados
la roca testigo imperecedera de la tierra, cobijándolos
las raíces enlazadas, aferrándose a la madre
descalzas en su verde alfombra de musgo.
Abrazadas la piedra y la madera
como amantes perpetuas e inquebrantables.
Marcharán los árboles algún día para que lleguen otros
permanenciendo la roca serena e imperturbable
acogiendo criaturas como una comadrona.
El valle, atónito, extasiado con el espectáculo.

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