miércoles, 2 de diciembre de 2015

REVANCHA


     Se alzó en medio de la noche. Hizo acopio de todo el instrumentario necesario que tenía preparado en el sótano de la casa. Salió presto y sigiloso, llamó a la puerta de su amigo Mateo, juntos encaminaron la senda que conducía a la iglesia. Desmontaron con pericia y celeridad la campana del campanario. La montaron en una pequeña carreta que llevaban expresamente para la ocasión. Rodando por la vereda abajo se alejaron del pueblo.
Esa campana no volvería a ser martirizada en las madrugadas para torturar el sueño de los lugareños. El cura testarudo se quedaba sin herramienta. El pueblo tenía derecho a descansar.
La campana también… 


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