Ya lo afirmaba Immanuel Kant: "la metafísica es una necesidad
inevitable". Por ejemplo: no es justo ni necesario que todo caiga
hacia abajo – las hojas de los árboles, las cagadas de los pajaritos,
la lluvia, los rayos y hasta los aviones de vez en cuando, lo hacen.
Nosotros mismos regresamos inmediatamente al suelo cuando
tratamos de pegar un salto para escapar del elevado porcentaje de
soporífera imbecilidad que recrea la cotidianeidad de muchos días
en la tierra.
Si consiguiésemos modificar esta injusta ley hermética de
"gravedad" en otra más dúctil de "levedad", pudiera ser que casi
todas las semanas saliesen disparados hacia las alturas, como
accionados por un mecanismo explosivo similar al de los cohetes,
evasores de impuestos, ejecutivos bancarios, holdings, agencias de
calificación, traficantes de armas, políticos corruptos, dictadores,
monarcas y otro tipo de parásitos sin escrúpulos.
Este planeta podría comenzar a parecerse a aquel paraíso
prometido. Todos sus habitantes probando de la manzana,
honrados protagonistas de una existencia feliz.
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