Al borde de tus latidos la estación de un tren que
espera
para trasladarte a otro cuerpo donde el amor sestea
en el espejo de tus labios se refleja el deseo
que despertará el asombro del amante
ese temblor de tempestades que resbala por tus besos
mientras tus tacones sostienen el peso de tus dudas
el deseo encendido que conserva la memoria del
cuerpo
que avanza imparable como un fuego sublevado
en la llama de la noche duerme la palabra
que acoge la memoria del alma rendida y dichosa
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