viernes, 11 de noviembre de 2016

CAMINO Y META

La verdad puede ser incómoda y exasperante
La meta, lo solemos oir hasta la saciedad, es el camino.
¿mmm....el camino?
En esta sociedad contemporánea casi nadie camina,
suele suceder más habitualmente lo contrario.


El camino habría que disfrutarlo pero muchos no pueden, algunos
no saben y pocos los hacen.
El camino puede ser un calvario, deudas, noches de insomnio,
pérdida del empleo, stress, desesperación y crucifixión.


La lista de los caminos puede ser larga y tortuosa.


El camino es un pesado viaje de avión que todo el mundo se
ahorraría si pudiesen poseer un jet privado
como Mick Jagger o Lady Gaga.


La meta ya la llevamos en la mano; el iPhone para fotografiar los
lugares que no apreciarán nuestros ojos y poder compartir nuestras
vacaciones con quien se encuentra a 5000 kilómetros de distancia.


No tiene demasiada relevancia;
¡estuviste allí!, que es lo importante.


Esta sociedad se ha instalado en la frivolidad;
demasiada gente disfruta compartiendo apariencias
y dinamitando el tiempo y las distancias.
Vivimos en un mundo especializado
en crear exigencias tan grotescas como superfluas.


Pero atención, me dirá la muchedumbre:
¡no te pongas moralista ni evangelizador!
¡él y él y ella lo utilizan con moderación!
¡y el otro y la otra muy raramente!

¡Eso le sucede sobre todo a la juventud!

¡Claro!, pienso yo,
¡la juventud, que cada vez somos más!
¡llegamos ya hasta los 65 años!




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