Mi sombra es, en ocasiones, la que me recuerda cuando debo de
dejar de hacer fotos por que de lo contrario pudiera llegar a sufrir
una aguda intoxicación. Ella se interpone entre mi retina y el
objetivo e interrumpe mi viciado proceder ineludible. Mi sombra
me sube a las alturas, mostrando la vitalidad o fragilidad de las
fantasías que me habitan. La que me advierte que en cualquier
momento me puedo convertir en un gigante, un águila, un mono o
en un tipo muy pequeñito, casi insignificante...
La misma sombra que consigue hacerme desaparecer cuando se
aburre de mí.
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