jueves, 5 de enero de 2017

CUADRO CAMPESTRE

El tronco del árbol nunca se repliega,
mantiene sus ramas alabeadas como codos
protegiendo recíprocamente sus muñecas


las ramas sostienen su fruta en el aire
como un niño colgando del meñique de su madre
antes de madurar el primer paso de la vida


mientras, la lluvia derrama su plegaria sobre el diente de león
sentado como ausente en una esquina del huerto, ignorado
contemplando el nimbo del firmamento, inalterable


al otro lado del prado, estatuada al borde de un agujero
la paciencia inextinguible de un gato, perseverante
esperando la salida del ratón



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