jueves, 11 de febrero de 2016

MUNDO ANIMAL


    El hombre y el asno encuentran en la tozudez un cierto parecido. Cuando el cerebro colapsa nada se mueve, todo se para. Con una diferencia: al asno se le puede despertar la voluntad con la dulzura – un terrón de azúcar, por ejemplo –, con el hombre eso no sirve. 

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