domingo, 3 de enero de 2016

FERNAND ON LINE


    Le encantaban las computadoras. Todos los modelos, todos los colores, todos los tamaños. Allí estaba su vida, su puesto de trabajo, la pista de baile, la sexualidad con sus vedettes digitales, el cine, la tienda, la cancha de deportes, la familia, sus amigos y sus enemigos. Allí tenía todo y a todos. Solo utilizaba veinte minutos diarios para pasear a los perros. Su comprimido presupuesto no alcanzaba para la nanny de los bichitos. 

Recién acababa de sonar el teléfono. Era su novia Claudia, preguntándole por enésima vez sobre el tema de las vacaciones en Brasil. Playas remotas y salvajes distanciadas de la civilización, cabañas de ensueño, sin nadie, sin nada, sin Flying-pizza y sin internet. Solo caipirihna y bananas. "Película de cinco estrellas". 

Él se plantó negándose en redondo. Así, como la hermosa silueta que poseían sus 115 kilos de fascinación somática. La dijo que era feliz en esa única dimensión, que no le apetecía descubrirse en otra.
¿Fuera de la red?, ¡imposible!. 


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