sábado, 26 de diciembre de 2015

LLEGASTE CON EL CORAZÓN ARDIENDO


Llegaste con el corazón ardiendo 
rojo, como un incendio 
desparramando tu sonrisa de verano 
cual caligrafía de lenguaje nuevo. 

Un huracán barriendo el mundo 
de obstinadas convicciones, 
cautivadora osadía de un amor 
misterioso y deslumbrante. 

Como un enigma desplegado
a un desafío inevitable,
tan bello como inesperado
tan perturbador como enigmático. 


Encontraste en mí esa escarcha
que recubre los inviernos,
la indolencia de un escéptico amurallado 

refugiado entre las sombras de los senderos 
sobrepasado por la monserga agotadora
de los acontecimientos terrenales. 


Mi turbiedad atascaba tu arcoíris.
Te prometí actitud de confianza nueva:
dejar de observar el descalabro de este mundo

con esta catarata mía incipiente del pasado 
para intentar ubicarme en ese escenario tuyo 
flamante de esperanza. 


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