Extraigo de este día lo que trajo:
un par de criaturas jugando a salvar ahogados en la fuente de la
plaza
la goma de regar el huerto humedeciendo mis arrugas calurosas
un baño de sol de 30 páginas en el torso de una novela inquietante
una tumbona sobre la autopista del hormiguero más extenso del
jardín
el canto primoroso e inagotable de un mirlo sobre la cresta del arce
rojo
las acometidas de un sol vigoroso jugueteando entre un escuálido
mar
de nubes etéreas
las urracas del pino de los vecinos boicoteando la inspiración de
mi deleite,
bichos especializados en usurpar las reservas de magnesio de mis
nervios
un grupo de adolescentes evacuando con pujanza la homogeneidad
de su dialéctica, atravesando la calle
unas moscas temblorosas, como una manada de corderos,
ante el acercamiento de una lejana tormenta
el regocijo de una pareja de herrerillos, agotando el jolgorio de la tarde veraniega, entre las frutas del saúco.
Extraigo de este día su acontecer trashumante, el transcurrir plácido de su ánimo
su paisaje de virtud de vida nueva
ante el acercamiento de una lejana tormenta
el regocijo de una pareja de herrerillos, agotando el jolgorio de la tarde veraniega, entre las frutas del saúco.
Extraigo de este día su acontecer trashumante, el transcurrir plácido de su ánimo
su paisaje de virtud de vida nueva
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