martes, 22 de abril de 2008

PALABRAS AHOGADAS


Tropezada y tendida en el asfalto me mira desconsolada. La miro perplejo, incapaz de reaccionar. Ha perdido su gabardina y su sombrero, y llueve. Llueve cada vez más,
casi torrencialmente.
Aparecen también un viento huracanado y su novia ventisca. Entre los dos la zarandean calle abajo y la sitúan en vertiginoso perfil, al borde de una alcantarilla. Realiza un último intento de supervivencia y se aferra a las rejas.
Calado hasta los huesos y chapoteando he corrido detrás de ella, pero llego tarde. La observo compungido. Me lanza una última mirada de pescadilla y se hunde...

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